martes, 15 de octubre de 2013

Puno

!El descanso del viajero! Llegamos a Puno bajando por las montañas con una inmejorable vista del lago Titicaca en un día soleado.

No pensábamos estar mucho tiempo por aquí y acabamos pasando 4 días intensivos de comer y dormir. El mal de altura nos estaba casi venciendo la partida hasta que descubrimos en la farmacia que vendían botellas de oxigeno !que subidón!
Entre el oxigeno, las pastillas para el soroche, las infusiones de mate de coca y los caramelos pudimos ponernos en marcha para visitar las islas Uros a escasos 7 km del puerto de Puno.
El lago esta en el punto de mira ultimamente por la contaminación alrededor de la bahía de Puno y es que todo el agua de la lluvia va a parar al lago arrastrando la contaminación de la ciudad. Por suerte, la bahía tiene una barrera natural de la planta de totora que impide que el resto del lago se vea afectado y haciendo posible la pesca y la vida.
Nuestro guía, Bruno, tenia la sangre de la misma densidad que el dulce de leche. Los 20 min que tardaba la embarcación en llegar los paso explicando las dimensiones del lago y poco mas. Aquí dejo mi resumen personal sacado de la lonely planet, google y el poquito de Bruno:
Los Uros perdieron sus tierras en las batallas Incas por lo que se quedaron relegados a vivir en las islas flotantes que ellos mismos construyen con las raíces de la totora. Nos recibieron en una isla de 6 x 5 mts, con 5 casas que se movía con las olas que hacen las lanchas de turistas. La vida en la isla no puede ser mas simple y tradicional: pescar, recolectar totora y desde no hace mucho recibir a turistas y explicarnos como construyen las islas, punto y final.
Estando en la isla me preguntaba ¿Pero como es que no se van de aquí? Todavía no he encontrado respuesta...



El tour estuvo bastante bien, pasamos tiempo en el "poblado" flotante y sacamos unas fotos de revista ¿o no? ;)
Al llegar al puerto decidimos quedarnos por ahí dando vueltas, paseando entre los Puneños que estaban comprando en el mercado local.


Nuestra ultima tarde la pasamos en la casa del corregidor, un barecito estilo años 70, donde nos habríamos quedado toda la vida de no ser por que teníamos ya reservada mesa en el Mojsa.


Las vistas desde este restaurante eran inmejorables, nos dieron mesa en la terraza exterior y cenamos una trucha al horno, sin duda el mejor restaurante de todo Perú (al menos de momento)
Nos han venido bien estos 4 días en Puno, echaremos de menos a nuestra recepcionista de metro y medio que reía antes que terminar la frase.

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