lunes, 23 de diciembre de 2013

New Zealand!

08:30 am y ahí estábamos todos ricos y no tan ricos en la sala de espera del aeropuerto de Papeete.
Un solo vuelo con destino a Auckland y la carita de pena de Diego porque quería que le pusieran el sello en el pasaporte y no fue así (porque al ser francesa, estamos en territorio de la UE)
!Adiós polinesia!

Tuvimos bastante mala suerte porque aunque llegamos temprano nos tocaron los últimos asientos del avión, bueno al menos teníamos televisión así que el plan era ver un par de películas y dormir algo.
Los de Air Tahiti Nui tenían una desorganización increíble a la hora de servir los desayunos, no sabían ni por donde empezar o eso parecía. Justo cuando estaban casi todos servidos, el piloto da la señal de abrocharse los cinturones porque estábamos entrando en zona de turbulencias.
En los muchos aviones que hemos cogido las turbulencias han pasado a ser algo habitual podríamos decir, pobres ilusos, no sabíamos lo que se avecinaba.
El avión comenzó a vibrar como una picadora de hielo, se agitaba violentamente hacia todas partes. Para cuando ya tenía la mano de Diego agarrada a punto de cortarle la circulación, llegó el mayor susto de mi vida. El avión parecía caer en el vacio por unos segundos, nuestros cuelos levantados del asiento y después golpeaba en seco.
Una vez, dos veces, tres ... estaba mareada, tenía sudores fríos y no sabía si llorar o vomitar primero. Seguía moviendose y la gente empezaba a dar grititos, algunos en forma de risa histérica otros mas bien de miedo. Después de unos minutos empezamos a subir a una zona de menos movimiento y abrí los ojos.
Diego tenía la cara descompuesta, me dijo que las azafatas habían corrido despavoridas por el pasillo con cara de terror y le creo.
Yo sin entrar en mas detalles vomité hasta la desesperación y caí en redondo en el asiento. Tres horas de vuelo después y tres pastillas de biodramina para conseguir "normalizar" mi estomago. Ha sido una pesadilla, cuanto me alegro no tener un vuelo de conexión ahora, creo que lo perdería a propósito.

La entrada a NZ ha sido surrealista, te hacen todo un formulario de preguntas sobre que has hecho los últimos días, donde has estado y que clase de alimentos traes al pais. Nos dieron el visto bueno después de enseñarle la suela de los zapatos y fuimos a buscar algo de comer para mí.
Tenemos poco tiempo y NZ es un país lleno de sorpresas así que nos decidimos por alquilar una campervan hace algun tiempo. Allí estábamos nosotros, subidos en un coche automático conduciendo por el lado contrario de la carretera buscando un supermercado donde aprovisionarnos.
Compramos un poco de todo en el Pack&Save y culminamos con un almuerzo en Carl´s Jr. Para los que no lo sepan, Carl´s Jr es una cadena de hamburgueserias que hacen que se te salten las lagrimas al primer mordisco, deliciosas.

Notese la diferencia en mi color de piel de la primera foto y de esta después de los mareos y vómitos...

Pusimos la dirección en nuestro navegador y a la carretera!
El paisaje no dejaba de sorprendernos, todo verde, absolutamente todo verde y un monton de ovejitas y vacas. Sé de una que se pondría alegremente a correr por el campo con las ovejitas ;)


Para cuando llegamos a la peninsula de Coromandel ya estaban cerrando todo y no teníamos ni idea de donde dormir. En un centro comercial nos recomendaron unos aparcamientos con zona exclusiva de campervans y allí nos fuimos.
Puesta de sol en Thames junto al aparcamiento de caravanas

Mientras intentabamos descubrir como se armaba la cama, una pareja de viejecitos que salió de una super autocaravana se nos acercó y casi se mete dentro con nosotros. Muy simpaticos y cotillas se lo estaban pasando pipa de vernos allí hechos un lio entre tanto cojín. Nos preguntaron de todo, donde ibamos, que estabamos haciendo, de donde eramos, etc y respondían a todo con un "ohh yeah".
Ellos que vivian a unos 200km estaban en el pueblo celebrando el cumpleaños de un amigo (90 tacos) y aunque había un cartel que advertía estancía máxima de dos noches, el tipo dijo "pero yo no les diré nunca que llevamos 5 días durmiendo aquí".
Poco después apareció un rubio tostado (nueva definición del guiri típico con greñas rubias y piel ex-achicharrada, que además en NZ van descalzos). El chaval venía en coche y tambien dormía en el aparcamiento, estaba recorriendo un poco porque llevaba viviendo unos meses en Napier por trabajo y solo ahora se había tomado unas vacaciones.
Por cierto, era alemán, como tantos otros alemanes que nos estamos encontrando en este viaje. La Merkel está exportando turistas al mundo!
Nos quedamos dormidos con la incertidumbre de sí vendrían a echarnos o no, ya que nuestra caravana no era "apropiada" para ese area. Las self-containered pueden ir a cualquier parte, las otras no.
07:00AM y pegaron a la puerta, era una vigilante de la peninsula de Coromandel DOC (department of conservation) que no solo venía a decirnos que nos fueramos sino a ponernos una multa de recuerdo 200NZD.
La he guardado de recuerdo...

Me hizo muchas preguntas y yo que he aprendido a hacer la pelota gracias a mi pelotero italiano, trataba de hacerme la sorprendida cuando me decía que mi furgoneta aquí no era bienvenida. Le conté toda la historia, que vomité todo el viaje, que llegamos tarde y ya estaba el punto de información cerrado, que leí el cartel pero no lo entendí bien, que mi novio no hablaba inglés y yo no me encontraba bien, que hablamos con otros campistas y nos dijeron que a unas malas solo nos echarían....
En fín, la mujer se enterneció imaginandome en aquel avión y como mi palidez natural de piel por falta de melanina puede dar a entender mala cara en general acabó no multándonos.
Nos dio un "aviso" y 20 minutos para irnos...Ufff nos hemos escapado por los pelos!
Fuimos camino a Coromandel y sus playas antes de dirigirnos a Hahei y no había tramo de carretera donde no nos parasemos a hacer fotos. La frase mas repetida era "buahhh" seguido de un "jooooder".
En fin, allí estábamos nosotros catetos en paraisolandia, un contraste de playa-montaña que nunca habríamos imaginado.



Una vez en Whitianga tras consultar el punto de información turística, nos aconsejaron un camping barato donde pasar la noche. No estaba nada mal, teníamos de todo y como curiosidad, las duchas de agua caliente venían directamente de unas aguas termales.
"Reservamos" nuestro pedacito de aparcamiento con una silla de plástico y fuimos a la bahía de Hahei para ver Cathedral´s cove. Un pedacito de playa al que solo puede accederse por mar o cuando la marea esta baja.
Cathedral´s cove desde dentro


A unos pocos kilometros estaba la Hot Water Beach, no porque el agua del mar estuviese caliente sino porque cuando la marea baja, te llevas una pala y escavas en la arena.
Se forma una mini piscina de agua termal que puede llegar a alcanzar los 60 grados! Hay que tener cuidado, los carteles advierten de quemaduras y la gente construye dos piscinas, una en la arena y otra mas en la orilla, para plantar el culo en una u otra según la temperatura.
Peleamos un poco con los mosquitos y quedamos dormidos bajo las estrellas !precioso!

A la mañana siguiente pusimos dirección a la bahia de Plenty, un poco mas al sur donde se concentran unas playas de infarto y unos pueblos preciosos.
No sé, a lo mejor es la euforia viajera, el relax o la buena vida en general pero no hay rincón de este pais que no me encante !es de pelicula!
Despues de tomar un café en la carretera recogimos a un autoestopista, otro rubio tostado que habia a la salida del pueblo con carita de pena.
El chico era alemán (otro) y viajaba solo por todo el pais, no paraba de hablar y tenía nada mas y nada menos que 19 años. Se había tomado un año sabático para recorrer NZ y tenía una visa de trabajo por si en mitad del camino le hacía falta mas dinero.
Dice que en las ocho semanas que llevaba aquí solo ha pagado alojamiento en seis ocasiones. Su método es llegar a un pueblo, preguntar por alguna zona donde acamapar que sea segura y dar un poco de charla, dice que en la mayoria de los casos la persona interpelada le invita a dormir en su casa.
Además se mueve haciendo autostop y dice no haber pasado nunca mas de diez minutos para encontrar alguien que le lleve. Me quedo de piedra y me alegro mucho al saber que los jóvenes no están tan cuajados como nos quieren hacer ver.
Lo dejamos ahí en mitad de la carretera y ni siquiera le habíamos preguntado su nombre, en fin creo que no le irá mal, de momento se le veía muy contento.
Planeando la ruta a seguir en nuestra super campervan

Llegamos a Katikati, mini pueblo (como todos los vistos hasta el momento) en mitad de la carretera decorado con murales preciosos por todas partes.
Alumnos de la escuela de Katikati en el año yonoseque..

The blue house, donde te daban información sobre los murales y artistas locales.

Buen atractivo turístico si señor, entre los murales y el wifi gratis en la biblioteca del pueblo tienen asegurados un buen numero de viajeros que paran en sus calles.
Seguimos camino a Tauranga* y entramos a bichear la playa de Otumoetai, después de un almuerzo en un parque decidimos que no nos apetecía ver una ciudad, que seguiríamos hasta Rotorua para despertarnos ya allí.
*Tauranga fue motivo de canciones espontaneas varias tipo "hamburguesas Tauranga", etc

Una vez en Rotorua fuimos al punto de información turística y nos recomendaron quedarnos en la calle principal en el aparcamiento de un hostal. No comprendí muy bien su consejo así que fuimos a verlo con nuestros propios ojos.
Punto de información turistica, en todos los pueblos hay uno abierto los 7 días de la semana.

X base, una cadena de hostales en NZ y Australia te cobran 9NZD por el uso de sus instalaciones (piscina, cocina, duchas, aseos) y tu te aparcas en un llano exterior como buenamente puedes. Nos pareció buen trato y aquí nos quedamos dos noches seguidas.
El pueblo parece sacado del set del show de truman, todo esta ordenado, limpio, bonito. En realidad toda NZ es así, parece de mentira.
Parque público frente a nuestro hostal

Museo de la ciudad
!Es navidad!

Tan de mentira es todo que hay un parque público en el que sale humo blanco del suelo, es dioxido de carbono. El agua y el fango de los acuíferos hierve y huele a huevos podridos.
Fuimos a ver uno de los muchos sitios donde hay actividad volcánica, Wai-o-Tapu, a mitad de camino entre Rotorua y Taupo. Es un parque forestal en el que te parece estar en otro mundo.
Hay lagunas de  colores anaranjados por el oxido de hierro o amarillo fluorescente por el sulfuro. Sinceramente parece otro planeta.
Entrando en la piscina de Champagne (digo yo que estaría podrido porque no veas como huele...)

En la "bañera del diablo", el agua es casi fosforescente

Agua a 60 grados, el vapor es dióxido de carbono

La piscina de Champagne desde lejos

El ticket tambien incluye una visita al geyser Lady Knox que revive todos los días a las 10:15am.
Nos parecía un poco raro que tuviese un horario tan exacto y la verdad es que no es un geyser propiamente dicho.

Introducción científica

Explosión de agua caliente.

Un encargado del parque nos contó que hace algunas decadas en este punto estaba la primera prisión estatal abierta de NZ (abierta? primera? pero aquí estan todos locos o que?) y los prisioneros trabajaban en el campo replantando arboles y limpiandolo de maleza. En su tiempo libre se lavavan en las aguas termales y "jugaban" con ellas. Un día lavando la ropa en un agujero termal, esta salió despedida a 30 mts de altura y los prisioneros encantados con el divertimento cerraron con piedras aún mas la boca del agujero.
Con el paso del tiempo se creó una capa de roca caliza alrededor de la boca del agujero y actualmente añadiendo polvo a la boca del Lady Knox hace que su fondo de sature y los 30mil litros de agua salgan despedidos hacia arriba.
En fín, nos dieron una buena clase de ciencia y pudimos ver y notar el agua salir disparada hacia arriba.

Nuestro penultimo día con la caravana pusimos rumbo de vuelta a Auckland, mas específicamente a la costa Oeste. Nos la había recomendado un kiwi en persona (kiwis es como son cariñosamente llamados los neo zelandeses), nos dijo "cada vez que aterrizo en auckland me voy directamente a karekare porque es un paraiso" y allá que fuimos.



Ya la carretera que llevaba a karekare prometía, se llamaba Scenic Drive y se adentraba en un bosque con vistas al mar que te dejaban boquiabierto. Para hacerse a la idea era como la carretera del faro pero mucho mas alta y absolutamente llena de arboles que llegaban a hacer unas paredes verdes que flanqueaban la carretera.

Había muchas casas en esa zona pero no como las cemento-construcciones de la costa del sol, sino mucho mas integradas en el paisaje. Tan solo se veía el caminito de entrada y el buzón en la puerta, sin muros, sin quitarle el encanto al paisaje, la mayoría construidas en madera y cristal.
Por fín llegamos a karekare bajando una interminable cuesta de un solo carril, aparcamos el coche y caminamos unos 10 minutos por detrás de unas dunas entre un pasadizo de arboles. Al terminar el camino una explanada de arena negra frente a nosotros, la orilla estaba a mas de 300 metros y a nuestra espalda unos barrancos de piedra gigantes. Había muy pocas personas caminando porque hacía fresco y estaba nublado. Para cuando habíamos llegado a la orilla la marea estaba muy baja y el agua cristalina hacía una capa sobre la arena negra en el que se reflejaba el cielo, así que no tenías muy claro donde empezaba uno y terminaba el otro.


Unos minutos despues salió el sol y aluciné, !la arena brillaba! como sí hubiesen desperdigado purpurina sobre la playa, nunca he visto nada así, esto si que era la playa VIP de Nueva Zelanda, con brillo propio. La razón es la alta concentración en metales en la arena.
No se aprecia pero brillaba de verdad

Volvimos a la furgo y fuimos a Piha, que es la otra famosisima playa de la zona, volvimos a subir entre las montañas y en una de las curvas donde no había arboles la playa se descubrió ante nosotros.
Tan solo pongo la foto, porque habla por sí misma.


Tanto nos gustó que nos quedamos en un camping justo a pie de playa pero resguardado del viento. Dicen que hay pinguinos por aquí, aunque no pudimos verlos.
Puesta de sol en Piha




Al levantarnos fuimos a entregar la caravana con mucha pena porque ha sido el mejor método para recorrer el país y pusimos dirección Auckland centro para pasar el último fin de semana.

Auckland es una maravilla!!!! Sé que siempre digo lo mismo, que todo es bonito y que me enamoro con facilidad de cualquier lugar, pero esta ciudad lo tiene todo. Es moderna, tiene arboles, puerto, es lo suficientemente pequeña para sentirte agusto caminando por el centro y lo suficientemente grande como para no cansarte nunca de conocer otros barrios.


Desde devonport



 Volveremos sin duda, quien sabe cuando!!!

Polinesia francesa

Aprovechamos las casi 6 horas de vuelo para dormir ya que llegaríamos a las 2AM hora local y pensabamos ir a la isla vecina en el primer ferry de la mañana.
Bicheando en internet encontré una pagina web dedicada a los "tiraillos" como nosotros: http://sleepinginairports.net donde sugieren cuales son los mejores sitios dentro de los aeropuertos para dar una cabezada entre escalas.
Nada mas llegar un seguridad nos acompañó al "área de descanso" al que se referían en la web, un rincón iluminado con un baño justo enfrente y unos bancos de madera. No estaba mal para un par de horas, o mejor dicho, no estaba mal hasta que vi la primera cucaracha enorme correr hacia mi.
Después de aquello no dormí mas y no fue la única que se paseó por allí.
Nuestro "hotel" del aeropuerto

A eso de las 05:15 el seguridad volvió a por nosotros para indicarnos donde estaba la parada del autobús que nos llevaría al puerto.
En el primer ferry de la mañana íbamos rumbo a Moorea, un poco mas pequeña que Tahiti pero con un perfil montañoso lleno de vegetación que quita el hipo.
Mi francés de secundaria de poco me ha servido, no hay quien me entienda ni yo consigo entenderlos a ellos. El resultado fue tener que esperar en la estación de Moorea algo mas de una hora. Atando cabos nos dimos cuenta que los autobuses públicos "le truck" de la isla funcionan como autobús escolar así que hasta que no entran todos los niños al colegio no funcionan normalmente.
La conductora del truck nos dejó en la puerta del hotel o mejor dicho bed and breakfast familiar. Fare Vaihere, unas cabañas en la laguna de Opunohu bay a pocos metros de una playa de arena blanca , con embarcadero privado, una pared de arrecife de 12 metros de profundidad y vistas directamente al mar desde nuestro bungalow.
Coco de bienvenida

Al agua patos!!


No tengo palabras para describir el paraíso, el agua es cristalina, esta caliente, apenas hay turistas y a tu espalda los picos escarpados del volcán.
No teníamos muy claro que era lo "típico" de hacer aquí y nos dimos cuenta que lo típico era simplemente beber de un coco tumbados mirando el mar o bucear por la barrera de coral entre miles de peces de colores, tortugas, tiburones y mantas.
Nuestro primer día en la isla lo pasamos en los alrededores del Fare Vaihere, pedaleando por cortesía del hotel llegamos hasta un foodtruck aparcado dentro del jardín de una casa. Estaba recomendado por tripadvisor y la guía local de Moorea y de todas formas no había nada mas alrededor donde elegir.
Detrás de la barra nos atendió Laurent, una francesa sonriente muy bronceada que además de sugerirnos que almorzar nos contó su vida en versión "callejeros viajeros".
Resulta que Laurent vino de viaje con su marido a polinesia y nada mas salir del ferry ya se habían enamorado de Moorea. En sus últimos días, soñando a soñar, decidió imprimir su CV que tenía en el pen drive de sus llaves y llevarlo a varias cadenas hoteleras. Ella ya trabajaba en francia como recepcionista y sabía francés, inglés y japonés. Ni 30 min después de haber empezado ya tenía una oferta de trabajo para empezar al día siguiente si quería.
Terminaron las vacaciones, volvieron a francia con un plazo de un mes para venderlo todo, recoger a sus dos hijas y venirse al otro lado del mundo a vivir. De aquello hace ya ocho años, fructíferos ocho años diría yo teniendo en cuenta que se han comprado un terreno, una casa balinesa que han transportado por piezas y montado en el jardin y ha dejado de trabajar para otros para montar su pequeño foodtruck. Por cierto también han aumentado la familia y viajan cada año a una ciudad del mundo diferente para "salir al mundo".
Dicho así, lo que parecería una locura les ha salido redondo y dicen no echar nada en falta.
La playa frente a la casa de Laurent

Después de nuestro almuerzo-charla, nos fuimos a bucear. Para mí era la primera vez que me zambullía en el océano con una mascara y un tubo, nada mas y nada menos que en polinesia francesa...!que clase! jajaja
Aunque tengo que confesar que me daba bastante miedo pensar en los tiburones limón que viven en la misma laguna. Phillip y Corinne nos dijeron que no había de que tener miedo, que eran tiburones "simpáticos". Bueno yo solo de la idea de ver un pez mas grande que mi mano ya estaba temblando.
Pasados los primeros minutos críticos, empecé a relajarme y nadamos sin parar, había muchísimos peces alrededor de colores llamativos que se escondían entre el coral.
Entramos en una zona un poco mas abierta, se veía el suelo arenoso perfectamente y vi un pez rarísimo, bastante grande aunque no se movía me dije a mi misma que para ser el primer día de inmersión ya era suficiente y me dí la vuelta para volver al embarcadero. Alba 0 - océano pacífico 1.
Para cenar, teniendo en cuenta el precio del almuerzo, nos hemos aprovisionado en un supermercado con pan bimbo y fiambre !Bon apetit!
Día dos y seguimos en el paraiso. Hemos desayunado en una mesa de madera con vistas a la bahia, café, frutas tropicales, dulces caseros y una super gigantesca barra de pan (Phillip habrá flipado cuando ha visto que nos la hemos zampado entera)



Hay otros clientes en el hotel, un hungaro que lleva 3 semanas en polinesia, 10 días de crucero en un catamaran con 5 personas, una semana en moorea y los últimos días los pasará en Tahiti. Hemos estado haciendo quinielas sobre en que trabajaría o cuanto dinero tendría, total, aquí lo mismo eres un super millonario que un pringao como nosotros ¿quién lo puede saber?
También hay una pareja bastante mayor de Colorado, me ha dado ilusión ver que el hombre se ha puesto a su edad el aparato en los dientes. Por muy absurdo que suene, me parece que querer arreglarse los dientes a los casi setenta años resulta un gesto muy juvenil.
Total que somos todos muy variopintos pero sin duda los turistas mas jóvenes de la isla somos nosotros.

Clases de coco con Jean Pierre

Rallar el coco

Escurrir la ralladura en un bol, bon apetit!

En nuestro segundo día hemos pedaleado como nunca por toda la bahía para arriba y para abajo, todos nos saludan "ia orana" y nosotros "bon jour" que es la única comunicación francesa que tenemos a nuestro alcance.

Nuestro tercer día hemos alquilado una scooter, nada que ver con la de Isla de Pascua. Ni en modelo ni en precio claro, pero queríamos recorrer la isla y 75 km en bici era mucho para mi. Primero fuimos al Belvedere, un balcón en las montañas desde donde se ve la bahia de Oponuhu y la bahia de Cooksbay.

 A la derecha Cook´s bay, a la izquierda oponuhu  y todo a nuestro alrededor eran montañas gigantescas.

Después a quemar calorias a la Magic mountain.
30 min de subida empinada a las 3 de la tarde....no diré mas, subí y bajé que es lo que cuenta.


Finalmente decidimos darle toda la vuelta a la isla, ¿y que encontramos? Una carretera de ensueño que entra en bahias de aguas cristalinas y selva verde. Por fin estábamos llegando a Te mae la playa de arena mas grande de toda polinesia. Había una escuela haciendo deportes acuáticos con los niños y hasta un papa noel pasando calor con el traje de terciopelo.

Estuvimos buceando, tomando el sol y Diego se entretuvo poniendo en práctica la lección que nos dio Jean Pierre sobre como abrir una nuez de coco. Para solo tener a mano una navaja suiza no se le ha dado nada mal.
Pelando la nuez de coco


Felicidad, ya no moriremos en una isla desierta

Volvimos a las hamacas de nuestro hotel y cuando se estaba haciendo de noche fuimos a ver la puesta de sol desde el jardín de la casa de un polinesiano. Salió en calzoncillos a ver porque estaba ladrando su perro y nos encontró allí de pie con el casco de la moto puesto en la cabeza mirando el horizonte.

El último día en el paraíso lo hemos pasado en Papeete, después de un pequeño problema con el hostal que habíamos reservado, cambiamos de alojamiento y nos quedamos en pleno centro.


No tiene mucho que ver (teniendo en cuenta que uno va a polinesia por sus playas, no por hacer turismo cultural que digamos), pero nos encantó el ambiente de food trucks en el paseo marítimo por la noche.
Bien, es hora de despedirse de estas islas en mitad del pacifico. No sé si volveremos, al menos podemos decir que lo hemos visto con nuestros propios ojos.
Au revoir Polinesia!