lunes, 2 de diciembre de 2013

La Plata

Son las 06 am y nos ha sonado el despertador, !no me lo puedo creer! ¿ya?
Después de hacer check-out en Splendido hotel, nombre que sin duda eligió 200 años atrás cuando inaugurarían el hotel, nos fuimos a la estación. El plan de viaje es pasar dos horas de bus desde Montevideo a Colonia y una vez allí tomar el ferry hasta Buenos Aires. Algo bastante curioso es que una vez haces inmigración y te ponen el sello de salida de Uruguay, le pasan el pasaporte a la mesa de al lado donde ya te sellan la entrada en Argentina. O sea que estas exactamente a medio metro de la ventanilla anterior, con los pies en la estación Uruguayana pero "legalmente" ya has entrado en Argentina. !Un cachondeo!
Llegamos a Buenos Aires y nos pusimos mochila al hombro a caminar unos 3 km hasta la avenida 9 de Julio (esa grande con el obelisco) y buscar la parada del autobús. En un intento de aliviar el tráfico rodado de la ciudad han construido en mitad de la avenida una red reservada para autobuses y pasajeros exclusivamente, lo cual está bien. Lo que no tiene ningun sentido es que para subirte el bus que va a La Plata tengas que comprar el ticket o boleto en uno de los puntos oficiales, estancos que hay en mitad de sabe dios donde. Diego intentó buscar y cuando los encontró no les quedaban tickets, ni tarjetas ni nada. Le informaron que podiamos también parar una de las furgonetas que pasan por los lados de la avenida dirección La Plata.
Salimos de la cola que llevaba haciendo unos 20 minutos y fuimos a buscar las furgonetas. En aproximadamente 50 minutos que estuvimos de pie en la acera, solo pasó una que además nos vió llegar con el mochilón y nos dijo que esperásemos a la siguiente furgo. Total que cerramos el periplo bajando al metro en dirección estación de Retiro para comprar el ticket del costanera, por fín ibamos camino a LP, con media hora de retraso pero íbamos!





Ivana nos esperaba en casa donde nos quedaríamos dos noches, no tanto para visitar la ciudad sino para visitarla a ella basicamente. En nuestro día y medio tenemos varias anécdotas como que nos cobraron la entrada en el ascensor de la catedral a precio de nacional y cuando nos dimos cuenta Diego y yo no queríamos ni abrir la boca para que no nos escuchase el acento.

 El guía decidió que quería saber nuestras vidas y no paraba de hacer preguntas tipo, ¿y de que parte son? ¿están estudiando acá? ¿y que estudian? ...!Ay dios! acabamos diciendole que eramos del interior (argentina es un pais inmenso, el interior pueden ser muchos sitios de los que él no conozca el acento! jajaja), que ya nos habíamos "recibido" y a partir de ahí tratamos de esquivar cualquier comunicación verbal jajaja.
Luego nos anotamos para la visita guiada del teatro argentino, pero la chica que nos atendía estaba como en otro mundo y no era capaz de sumar dos mas dos. El resultado es que nos quedamos sin la visita, tanta verguenza debió darle al compañero que nos dijo que podíamos visitar la sala sin guía gratuitamente si nos apetecía. Como habíamos comido abundantemente la morriña se había apoderado de nosotros y preferimos hacernos un buen café en casa y salir a pasear mas tarde.


Ivi como si nada...

El museo de la plata merece la pena, esta en una zona de "bosque" donde están las universidades y el edificio contiene una buena colección en la que perderse durante horas. Lástima que llegásemos a 15 min del cierre, eso sí, entramos gratis.

Nuestra última noche en LP fuimos con Ivana al coliseo a ver una obra de García Lorca, "La casa de Bernarda Alba" en flamenco fusión con ballet. Me gustó y por fín le hice pagar a Diego su deuda por aquel partido de fútbol que me hizo pasar a 9 grados en el estadio del Milán el año pasado.

En fin, nuestros días con Ivana han pasado volando y ya nos toca volver a la capital para celebrar un cumple y coger el vuelo a Calafate.
Nos despedimos con la promesa de volver a vernos, esta vez te toca a tí Ivi! En España te esperamos.

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