viernes, 13 de diciembre de 2013

Camino al ombligo del mundo

El vuelo que nos llevaba hasta la misteriosa Isla de Pascua hacía escala en Santiago de Chile.
Estabamos un poco nerviosos pues el vuelo llegaba a las 16:20 y el siguiente salía a las 17:40. Lo sé, la gente dirá que soy muy exagerada o muy "apretá", que con 1 hora y 30 m es mas que suficiente para hacer la escala.
Bueno yo también pensaba lo mismo hasta que empecé a atar cabos...
En Ezeiza nos dijeron que al llegar a Chile debíamos pasar inmigración, recoger las maletas y volver a dejarlas en el mostrador de LAN para después entrar y buscar la puerta de embarque correspondiente.
Salimos del avión bien mentalizados de que nos tocaba correr como nunca. Y no en sentido figurado, desde la puerta del avión hasta la cola de inmigración fuimos corriendo lo mas rápido que la mochila de 7 kilos nos permitía. Allí, en la cola, se nos acababa la paciencia y las esperanzas. Los minutos pasaban y los funcionarios parecían no tener ninguna prisa en hacer su trabajo.
!Dios mio lo vamos a perder! Eran las 17:00 cuando me pusieron el sello de entrada a Chile. Diego ya había salido corriendo hacia las cintas del equipaje, yo le seguía unos pasos por detrás, esquivando gente por el duty free, acelerando y frenando con cada turista que se me cruzaba, con el corazón a mil y no solo por la carrera, sino por los nervios de que no íbamos a llegar.
Nuestra cinta era la última del pasillo, las maletas ya estaban dando vueltas, fue colocarlas en la espalda (otros 11 y 14 kilos respectivamente) y salimos corriendo de nuevo hacia el exterior, pasando por la aduana. La chica entendió por nuestras caras y la forma de jadear que teníamos prisa y nos despacho rápidamente.
Otra vez mochila al hombro, otra vez carrera, tres pisos de escaleras por delante y las subimos sin parar. Yo pensaba en ese momento, "este tiene que ser el entrenamiento militar, con las mochilas y corriendo hasta la muerte".
Desde luego estábamos librando una batalla, sino cogíamos este vuelo adiós Isla de Pascua, adiós Polinesia y sin querer pensar en los gastos adicionales de un vuelo transpacifico. Llegamos al área del checkin, un mostrador igual a otro y en las pantallas nuestro vuelo no aparecía. Por inercia decidimos correr hacia la derecha e ir leyendo al paso los nombres de las compañías aereas, Aerolineas argentinas, TAM, ..., allí estaba !LAN!.
 Delante de la zona donde se hace cola antes de llegar al mostrador estaba una chica de LAN organizando y casi sin aliento al llegar a la carrera me salió un "vamos a isla de Pascua solo tenemos que dejar el equipaje ya es muy tarde!"
Contestación: ¿Isla de Pascua? El vuelo ya está cerrado.
!!!!Dios miooooooo!!!!! Mi decepción iba en ascenso porque se me salía el corazón por la boca, estaba roja a punto de estallar, habría sido imposible hacerlo mas rápido y el vuelo estaba cerrado!!!
Todo eso lo pensé en milésimas de segundo porque le dije que iríamos con las maletas abordo porque ya teníamos las tarjetas de embarque que nos dieron en Ezeiza y la chica contesta "Si os dejan luego, a mi me da igual"
Genial, ¿eso es un "aun tenemos posibilidades" o un "le paso el problema a otro"?
Diego añadió que veníamos de otro vuelo LAN y que no podíamos llegar antes. Se abrió el cielo sobre nuestras cabezas y un rayo de luz cruzó el techo del aeropuerto. Hágase el milagro.
Por walkie le dijo a un compañero del mostrador que ya teníamos las maletas etiquetadas y las tarjetas de embarque, el chico asintió.
Cruzamos las cintas separadoras de las colas por debajo y soltamos las mochilas en la cinta transportadora. ¿ya esta? !No!
Ahora tocaba correr para pasar el control de seguridad, en otros países hemos tardado la friolera de 45 min, y no disponíamos de ese tiempo.
Corrimos, corrimos, corrimos...¿no va a llegar nunca la zona de embarque? !por dios!
Pasamos el control relativamente rápido, encontramos la puerta 20 B con el cartel luminoso Isla de Pascua y nos desparramamos exhaustos en la zona de espera.
Nunca, nunca jamas lo podríamos hacer otra vez. Todavía me duelen las piernas. Por fín estamos de camino al ombligo del mundo. Rapa Nui espéranos que llegamos!

La felicidad por haberlo conseguido y la cena que nos pusieron por delante abordo hizo que nisiquiera me entrasen ganas de dormir. Además teníamos sistema de entretenimiento, vimos dos peliculas cada uno, nos tocó ventanilla y nos sentíamos los reyes del mambo.
Al llegar al aeropuerto nos esperaban de nuestro hostal con collares de flores, era bastante difícil comprender en que idioma nos hablaba el dueño, que digo difícil...era imposible.
Nos alegramos que hubiesen venido a buscarnos porque encontrar el hostel habría sido imposible, en un callejón sin iluminación ni cartel indicativo. El precio de la habitación desorbitado, al menos nos han dejado el baño privado (normal, no hay nadie mas en el hostal).
A la mañana siguiente alquilamos una scooter para dos días, así podríamos recorrer la isla a nuestro aire. El primer encuentro con los moiais lo tuvimos justo en el pueblo, tras el campo de futbol con el pacífico de fondo, era pequeñito pero no creo que ningún campo de fútbol tenga mejores vistas que este.



Antes de salir a investigar pasamos por el cajero pues había leído en los foros que los fines de semana se quedan fácilmente sin dinero. El primero no nos dejó sacar nada (vamos bien) y el segundo que era un santander por suerte aun tenía algo de "plata" y nos aprovisionamos por si las moscas.
A 45 km/h en nuestra BW´s negra fuimos bordeando la costa que nos tenía embobados por sus colores y sus formas. El suelo irregular rojo y de piedras negras volcánicas bañadas por un mar azul cielo. No había casas ni restaurantes ni personas. Solo nosotros, el viento del pacífico y la carretera.







Es cierto que los primeros moais nos estaban decepcionando bastante. No había carteles, ni mantenimiento, ni nada. En la mayoría de los casos estaban derribados o nisiquiera había. !Que fraude!
Sin embargo, Isla de Pascua no podía ser solo un montón de rocas negras en mitad del pacífico. llegamos a uno de los puntos donde había que enseñar el ticket del parque nacional (60 USD por cabeza). Se trataba de la cantera donde se tallaban los moiais directamente sobre la piedra.




La guardabosques nos explicó al detalle todo lo que había por ver y hacer (moiais y fotos claro!)
Bueno esto ya era otra cosa, cientos de moiais semienterrados en la ladera de un volcán, era un panorama sorprendente. Además los dejaron la mayoría sin terminar incluso con las herramientas, sigue siendo un misterio el porque no terminaron de tallarlos y colocarlos.
En el mismo circuito estaba la visita del cráter de un volcán que paradojicamente hoy era el centro de reserva natural de flora de la isla. Podías ver caballos salvajes corriendo cerca tuya y la laguna completamente llena de vegetación, alrededor la tierra rojiza.
Nuestro primer día de moteros acababa aquí, entre moais. !Un sueño!

Al día siguiente retomamos donde lo habíamos dejado, visitando todos los puntos históricos que marcaba el mapa y para ser sinceros...no había nada digno de mención.
Pusimos rumbo a Anakena, la única playa de arena de la isla.

Un paraiso! Menos mal que solo tienen una sino cualquiera se decide.
Para terminar subimos a otro volcán con 1600 mts de diámetro y 300 de profundidad, también con una laguna dentro.

En el borde exterior, al filo del barranco estaba el antiguo poblado desde donde se organizaban las competiciones anuales del hombre pájaro. Básicamente una matanza de jovenes lideres de las tribus que se deslizaban por el barranco para nadar a la isla vecina en busca de un huevo que ponía un ave migratoria para luego volver, trepar el barranco y entregarselo a los hechiceros de la época.

Verlo desde arriba daba miedo, no me puedo imaginar como se podían arriesgar de esa forma.
Nuestro último día en la Isla ha sido tranquilo, souvenirs, paseos y poco mas. El vuelo que nos llevará a Tahiti sale de madrugada así que paciencia!

2 comentarios:

  1. Muy simpatico el dueño del hostal, una alegria que vayan a por ti.

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  2. No tenía otro remedio, era temporada baja y los hostales se dan tortas para conseguir clientes! De todas formas estaba a un kilometro caminando desde el aeropuerto...pero sí, fue un detalle por su parte :D

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